Defendemos una economía sólida y diversificada, donde todos los sectores se mantengan en un equilibrio fuerte y sostenible: paisajes de producción ecológica, alimentos de excelente calidad, servicios focalizados a grandes objetivos y marcas industriales y de conocimiento que son una referencia mundial.
Queremos formar parte de un sistema que potencie los sectores que le generan más progreso y que reconozca a la industria como uno de los agentes con más poder de transformación social y económica.
Somos la Industria Positiva
Somos Industria Positiva porque amamos lo que hacemos, cuidamos al equipo que nos ayuda a hacerlo y, más allá de ser empresas globales, actuamos localmente con los territorios y sociedades con los que compartimos prosperidad.
Como empresas, nos medimos por la calidad de lo que fabricamos, pero también por el valor social que aportamos.
Trabajamos para conseguir que el mundo que tenemos hoy se parezca, cada vez más, al lugar donde queremos vivir.
Los 5 principios de Positive Industry son:
Actuar estratégicamente y con anticipación por el bien del ecosistema del que formamos parte.
Adaptarnos rápido y de la forma más amable a un entorno cambiante.
Colaborar con empresas, entidades y sociedad cuando podamos contribuir al bien colectivo.
Entender que nuestra actuación trasciende al mundo: pensar en global pero también actuar en local.
Garantizar la sostenibilidad como el único camino para el progreso de la empresa, la sociedad y el planeta.
Nos proponemos, firme y decididamente, contribuir a que el cambio de era sea lo más seguro, transversal y positivo posible para las empresas, para la sociedad y para el planeta.
Y, de forma voluntaria, nos sumamos a esta declaración. Porque creemos en el futuro de nuestro planeta, en la oportunidad del momento que vivimos y en el papel transformador de la industria.
Utilizar la prospectiva en nuestra toma de decisiones es un acto de responsabilidad. Hoy las empresas tenemos herramientas, recursos y fuentes para mantenernos al día de las principales tendencias, así como prever movimientos en algunos mercados internacionales.
Sin anticipación no hay posibilidad de innovación.
La toma de decisiones tiene que ser ágil y efectiva. La velocidad de ejecución es fundamental en contextos cambiantes como el actual, y en procesos de innovación y desarrollo. No se trata solo de confiar en nuestros equipos, que también, sino de rodearnos de expertos que puedan ayudarnos a valorar cambios estratégicos reduciendo los riesgos.
Adaptarse rápidamente es la base para ser empresas competitivas.
La capacidad de colaboración con otras empresas va a ser un factor competitivo crucial en esta nueva era. Encontrar la dimensión óptima va a ser un reto que podemos alcanzar con nuestra propia estructura y/o con una red de partners de confianza.
La colaboración empresarial dejará de ser una opción y se convertirá en una herramienta de crecimiento exponencial: cada colaboración es una multiplicación de oportunidades.
GLOBALIZACIÓN + LOCALIZACIÓN
Ya no solo se trata de actuar con la mirada puesta en el mundo. Se trata de pensar globalmente pero adaptar los patrones globales a las características del lugar donde nos establecemos y tener la voluntad de formar parte. Esto también debería incluir la fabricación de productos, que tendría que tener en cuenta la demanda local.
La sostenibilidad es la única forma con la que entendemos el progreso. Como apuntan los ODS de las Naciones Unidas, la humanidad dispone de 10 años para cambiar el rumbo que habíamos tomado. La mejora de la sostenibilidad puede ser un proceso complejo en algunas industrias, pero allí debe de haber el foco estratégico.